25 de julio
El domingo 25 fue un día triste para todos nosotros. Teníamos que despedirnos de las familias y decirles que queríamos volver, que los echaríamos de menos. La verdad es que ha sido fantástico. Nos hemos divertido, hemos aprendido a comunicarnos en otro idioma que hasta ahora nos parecía mucho más difícil y hemos aprendido a comportarnos y respetarnos en grupo. No era una empresa fácil pero tampoco era imposible. La despedida en el aeropuerto fue muy entrañable: besos, más besos, big hugs, deseos de encontrarnos en facebook, etc. Solo quedábamos nosotros en el aeropuerto y tuvieron que tirar de nosotros para separarnos. ¡Nos vemos el año que viene en Dublín, hasta siempre!
Hola Carmen, acabo de ver tu presentación en el blog de Dublín, y tengo que decirte que lo de la empatía está más que comprobado! Para los padres es una auténtica tranquilidad y una gran alegría saber que nuestros hijos están con una persona para quien lo que hace no es un trabajo sino una auténtica vocación.
ResponderEliminarUn fortísimo abrazo desde Gasteiz.
Muchísimas gracias, eskerrik asko!
Amaia!